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"El colapso no puede superarse al interior del neoliberalismo"

El filósofo italiano Franco Berardi Bifo presentó su último libro “El umbral. Crónicas y meditaciones” (Tinta Limón Ediciones). El estallido antineoliberal de Chile, la situación de guerra civil latente de Estados Unidos y la relación entre senilidad e impotencia de las derechas violentas, fueron algunos de los temas de la conversación. Participaron Vitrina Distópica (Chile), Entre (Uruguay) e Instituto Equit (Brasil). Compartimos el video con la conversación completa y el podcast realizado por La Mar en Coche.

“De repente, en febrero mi vida cambió como le ha pasado a muchísima gente. Hasta febrero había viajado mucho, hablado mucho en público y de repente me encuentro en mi casa. En mi soledad. En una soledad eufórica, en cierto punto. Porque lo que me parecía un momento terrible, al mismo tiempo útil. Una oportunidad de soledad. Entonces, me salió cosas sobre mí mismo. Reflexionar sobre mi experiencia personal, familiar, los viajes, las nostalgia, el deseo. Me parece que esa ha sido una manera casi involuntaria y analicé muchos acontecimientos que pasan en el psiquismo global, en la mente global”.

A propósito de la ilustración de la portada del libro, de su autoría, dijo: “No me considero un artista visual. Soy un amateur. Siempre me ocupé muchísimo de las artes visuales pero desde un punto de vista más teórico. Hay momentos de mi vida en que no puedo elaborar todo con las palabras, estoy un poco nervioso y me parece necesario conectarme con una esfera menos racional”.

“Tengo que anticipar el discurso a un período anterior a la explosión de la pandemia. Al final del año 2019, durante la explosión de revueltas en todo el mundo. De Hong Kong a Quito, La Paz, Santiago de Chile, Barcelona, París, Beirut. En el otoño de 2019 me pareció que se estaba verificando algo de nuevo muy espasmódico. Me pareció que estábamos ante una confusión del cuerpo global. Como si el cuerpo de las nuevas generaciones especialmente, de la generación precarizada, nacida al interior de la aceleración telemática. Esta generación estaba produciendo un rechazo muy violento, muy corpóreo a la sofocación. Esa sofocación es el punto de partida de todo esto. La imposibilidad de respirar que el movimiento negro expresa con las palabras I can’t breathe. Es el símbolo y el síntoma al mismo tiempo del efecto que cuarenta años de dictadura neoliberal ha producido sobre el cuerpo y el cerebro, entendido de una manera neurofisiológica casi. Es esta corporeidad conectiva la que explota sin proyecto, sin estrategia. Desde mi perspectiva, el centro de la revuelta de otoño de 2019 es Chile. Porque en Chile todo empezó. En Chile todo puede terminar. La dictadura fascista y neoliberal. Pero la explosión fue como un estallido de locura, una convulsión. Y la convulsión anticipaba el colapso que llegó en febrero con la pandemia. En este momento es el caos lo que tenemos que interpretar. No podemos interponer fórmulas políticas del pasado. Tenemos que entrar en sintonía con el caos. Cuando se verifica una situación de caos es inútil y peligroso pensar que tenemos que hacer la guerra contra el caos. El caos se alimenta de la guerra. Lo que tenemos que hacer es captar un nuevo ritmo, a nivel sensible, a nivel de formas de vida. Es un proceso que puede ser muy largo y muy doloroso. Yo creo que la pandemia obliga a la sociedad global a buscar un ritmo sintónico con la situación caótica que 40 años de locura neoliberal han producido”.

“Los últimos 40 años han sido años de progresiva abstracción. Cada vez más la fuerza dominante ha sido la abstracción tecnofinanciera que ha impuesto sus reglas y que ha destrozado unos estructuras de la vida social. Durante la pandemia nos damos cuento del hecho de que el problema no es el dinero, la variable monetaria. Lo importante son cosas muy concretas como las estructuras sanitarias, las máscaras sanitarias, la comida. Lo que necesitamos básicamente se impone como lo que está al centro de la atención. Entonces, la frugalidad es la palabra que mejor expresa esta vuelta a lo concreto. Frugalidad no significa pobreza significa una relación buena, feliz, entre lo que necesitamos y lo que podemos tener. Pero hay un punto que vamos a ver claramente en el futuro: solo una redistribución de la riqueza, de los recursos a nivel planetario y local podrá permitir una salida de la crisis espantosa que se está desarrollando en el mundo. Redistribución de la riqueza, frugalidad, igualdad, al final”.

“El problema es que este colapso no puede ser superado al interior del paradigma neoliberal. En el futuro próximo va a haber una sucesión de revueltas como ya ha ocurrido en Estados Unidos”.

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